En el tiempo que tardas en leer este artículo se ponen en circulación unos 10 millones de bolsas en todo el mundo de las que se estima que un 70% acaba en el medio ambiente. En el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, el 3 de julio, la sociedad más sensibilizada dirige su mirada a un producto que está en nuestras manos poco más de un cuarto de hora y que permanece en el planeta más de dos siglos. Es el tiempo medio que tardamos en llegar con la compra a nuestro hogar y el necesario para que el plástico de una de estas bolsas se degrade -y seguro que nos quedamos cortos-.

Las cifras hablan de que el 20% de las bolsas plásticas que consumimos los españoles sólo se utilizan una vez. De ellas, la mayor parte acaba enterrada en vertederos, otra se incinera y una mínima fracción se recupera y se recicla.

En un día como este volveremos a ver imágenes en los informativos de delfines, tortugas, focas y otros tiernos animales marinos asfixiados por una bolsa plástica. La imagen es real, dolorosa y demoledora. Sentimos repulsa y vergüenza ante este desastre. Pero confieso tener miedo de que de tanto ver estas imágenes, todos nos acostumbremos a ellas y nos volvamos insensibles ante algo que hace tiempo que ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una grave herida abierta.

Más allá del mar

Los océanos no son el único destino final de la basura plástica. Está presente en todos los ecosistemas, y no sólo las bolsas. Los ríos, lagos y estanques ya tienen más basura que peces; los bosques y praderas han sido “okupados” por el color de los plásticos… y si nos imaginamos la cantidad de guantes de usar y tirar que se han generado al hilo de la pandemia del coronavirus, nos entra la flojera en el cuerpo.

Desde el 1 de enero de este año ha quedado prohibido dispensar al consumidor bolsas plásticas de forma gratuíta y en 2021 sólo estarán permitidas las bolsas ligeras que no sean biodegrables, las que usamos para la fruta, la carne, el pescado o la compra. Es un importante paso, pero el problema es global y no se invierte lo necesario en sensibilización y comunicación ambiental. Es necesario reaccionar y hacerlo ahora.

No es fácil encontrar una solución definitiva para el plástico generado durante décadas ni para frenar de forma inmediata la producción de bolsas y envases de usar y tirar. Pero debemos confiar en el ecodiseño, la innovación y, sobre todo, en la sensibilización y la educación para reducir la presencia de plásticos en nuestro día a día. Apostemos por la economía circular,  por gestionar adecuadamente los residuos en origen y por la responsabilidad compartida que supone el camino de la sostenibilidad.

Pedro Tasende

CEO Aporta Comunicación